martes, 30 de abril de 2013

Pequeñas y grandes acciones

Tengo una idea hace mucho tiempo, una sencilla idea como burbuja efervescente que aparece en los momentos menos imaginados: hacer de las buenas acciones, una experiencia que todos quieran experimentar, un deseo latente, una realidad común. Pienso cómo el ser humano está olvidando ese simple "hacer el bien" sin buscar retribución económica solo por el afán de sumar a la energía positiva en el mundo y de sí mismo, que tanto se necesita. No es una idea nueva y me alegra que sea así. Aún hay esperanza en este mundo pero falta que, así como sucede con las noticias que duelen diariamente en los medios de comunicación, pongamos espacios para difundir estas pequeñas o grandes acciones que pueden cambiar positivamente el mundo, al menos el de una persona, que ya es bastante. Leí hace poco, por ejemplo, una pequeña noticia en la comunidad de Contamana, en la selva de Perú, cuando un pueblo entero se solidarizó con unos pacientes en estado grave de salud y juntos con sus mototaxis encendieron sus luces para que el avión que los transportó a la ciudad pudiera despegar ( http://elcomercio.pe/actualidad/1560533/noticia-contamana-distrito-ucayali-que-conmovio-al-pais-su-solidaridad ). El café pendiente ( http://www.larazon.com.ar/interesa/Cafe-Pendiente-llega-bares-argentinos_0_455100037.html ), es otra idea simple e inspiradora que se ha ido multiplicando y consiste en comprar tazas de café extra cuando uno va a un restaurante o cafetería y ese café que no consumimos, lo haga una persona en estado de pobreza.

Quizá algunas personas, en contextos distintos, pensarán que no tienen acceso a lugares o personas que necesiten ayuda. Es casi imposible de creer pero existen a la vuelta de cualquier esquina. Entonces yo digo que siempre hay alguien a quién alimentar, abrazar, cantar, alegrar, decir una palabra de alegría o compartir un tiempo valioso de conversación o juego, en una sociedad cada vez más individualista. Un gesto pequenísimo puede cambiar la historia de un hermano, una madre, un desconocido, un animal en peligro o un árbol abandonado. Asimismo, podemos buscar, en internet o en nuestra comunidad, organizaciones que ofrezan oportunidades, ya sean para donar, firmar una petición, hacer voluntariado o escribir una carta. Solo debemos tomar un tiempo para investigar la ética y seriedad de estas organizaciones. Muchas veces, en lugar de mejorar una situación, crean sistemas de dependencia económica y social y no soluciones sostenibles y respetuosas con la cultura de los beneficiarios. Quizá, algo que puede ayudar a descartar, es buscar organizaciones pequeñas o las que no reciban apoyo de coorporaciones transnacionales que tiene larga historia de destrucción de comunidades y del medio ambiente. Seamos creadores de buenas acciones pero no ilusos. Vivamos en coherencia, con el corazón abierto y los pies bien puestos sobre la tierra.

¿Y que puede contribuir a multiplicar este deseo de hacer el bien? Una decisión, una palabra, un paso y una acción. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si realmente hubiera una compromiso de difundir estas acciones de amor y solidaridad? Imaginen un país donde, al menos, se propalaran, por ley, un cincuenta por ciento de buenas noticias en los diarios y canales de televisión. Estoy segura que el índice de violencia y corrupción disminuiría, porque lo que alegra el corazón, contagia esperanza. Pienso en mi país, donde hace muchos años la comida popular era un objeto de discriminación pues, en las ciudades (no siempre los mejores lugares que representan a un país, pero sí lo más visibles) , se admiraba lo que venía de afuera. La autoestima nacional estaba por los suelos. Claro, era un época complicada de violencia interna y miedo. Y recuerdo cómo a través del esfuerzo paciente de cocineros y visionarios como Gastón Acurio, se recuperó el orgullo por la mixtura de sabores en nuestra cocina, nacida de la necesidad y la pobreza, convertirtiéndose en un punto de identidad nacional. Todavía, espero que no sea el único camino y poco a poco, acortemos las diferencias de injusticia económica y social y sea la "educación para todos y todas", respetuosa de la diversidad cultural, el mayor bastión del orgullo nacional.

Por mi parte, intento cada día, ser una mejor persona y hacer una pequeña buena acción que, para otros, puede ser invisible. Al menos hoy, escribiendo este post, aporto un granito de arena. Y me quedo con esta frase de Mahatma Gandhi: "Se el cambio que quieres ver en el mundo".


                                                    Extracto de la película "Cadena de favores"

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